Cultivo en montes helados
con viento fresco y audible;
y ojos verdes como prados,
en tu rostro tan placible.
Cultivo un árbol de roble
para cumplir con mi anhelo
de alcanzar el alma noble,
de mi madre en ancho cielo.
Cultivo un jardín de rosas
para tejer sus lecciones,
con torzal de hebras preciosas
sobre tapiz de algodones.
Cultivo en un bosque inmenso
con pájaros de colores,
donde un canto muy intenso
cantan bellos ruiseñores.
Cultivo los sentimientos
que mi madre dio en herencia,
para no sufrir lamentos
que destrocen mi conciencia.
Cultivo la gentileza
evocando su alegría,
que en recuerdos con pureza
retorne a mí noche y día.