Su cabeza de rubio pelo
como espiga de trigo
balanceada, reclinada
mecida por frios soplos
del norte, del invierno.
Con mirada perdida, ausente
alejada del apetito en un presente.
Temblorosas sus manos,
ella las frotaba en la carencia
de la porción de este espacio.
Parpadeaban sus pestañas,
sus pupilas alerta,
conviniendo en disfrutar de la vivacidad
de unos matices exclusivos,
introspectivos,
eran suyos nada más,
eran sus grandes descubrimientos.
Sentada sobre el seco pistacho de su sofa,
aparentemente relajada
sus ideas ya no vocean, vagan,
estan reposando en un sueño
aletargado, dormido.
Resistente a la vida
aún en el zarandeo de este, su ahora,
en que un correo invisible
debilito, crackeo su mente,
la fulminó inutinizándola.
Come lo que se le da, refunfuña.
No le importa se la vista
con estampados, lisos o de rayas.
Marcharon sus recuerdos de acampada,
hacia aquellas altas montañas
habitadas por seres que los demas,
descifran sin poder ver
solo ella descifra a esas
las más lejanas praderas,
verdes, floreadas,
perfumando sus adentros,
....muy adentro.
Atención, dedicación, ayuda,
llena de esmero, cariño y desvelo.
Para con ella, siempre necesita ella.
Amorosa circunstancia
incluso en la triste desdicha
que lleva impresa, que representa.
Cuanto trabajo es,
el estar cuidando de seres desprotegidos,
frágiles en su vida física,
con el deterioro de una mente
puesta del reves.
Descordinadas sus más primarias necesidades,
exigiendonos el máximo esfuerzo,
se les entregue tiempo y energía,
una flor de alegria
que perfume la abstracción
de su universo.
No decaigamos en esa dedicacion,
prosigamos con la buena salud
comportada en este empeño;
ayudar al ser necesitado,
basica reconstituyente en lo evolutivo
del alma, firma del espíritu.
no desmerece nada entonces
el existir, el poder latir y estar vivos.
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Podrían servirnos estas experiencias para dilucidar hasta que punto resiste nuestro aguante; en pacencia, tolerancia. Y no olvidar nunca lo que nos otorga estar al servicio de alguien porque lo precisa, porque sin esta nuestra ayuda, el calvario pasaria a ser un infierno.
Ya tiene el discapacidado bastante soledad como para arrinconarle con desconocidos en algun oscuro pabellón. Está más que maltrecho o mermado, resulta nulo en autosuficiencia, necesita de las vitaminas dadas por la querida familia y su compañia.
Siendo útiles, esforzandonos, en la ayuda al prójimo; acogemos aquellas fuerzas habidas, en el total de procurar hacer revivir el total de otras vidas. No tan solo compartir los apartados agradables, los momentos que nos satisfacen en la alegría del ocio y entretenimiento.
No tratemos como desechos a aquellos que precisan de nuestra colaboracion. Recordemos... nadie sabe lo que le espera más allá del suspiro respirado en el instante que esta, en la bocanada del presente.
Ese resto de seres, estas otras personas, fueron, son y serán espejos del interior de uno mismo. Son clavijas, son conectores enlazantes, a su vez unificando y provocando descargas; dando pie al vislumbrar motivos más importantes que la propiedad del yo y lo nuestro.
En nuestras vidas siempre esta lo causal de lo que nos sucede. Lo vital se encuentra erguido en las respuestas de cada una de las vivencias. Hechos otorgando la luz, encendiendo verdades olvidadas que albergamos desde los orígenes, mostrandonos valores y principios, la labor a tener en cuenta y hacer. Abramos pues la voluntad igual que abrimos los ojos para ver.
Tristes a veces, dinámicos, creativos o bloqueados y compulsivos otras. Solitarios o en compañia, pero con ilusión por surcar los oceanos de un prospero y humano nuevo mundo, el cual desdibujamos sin ni tan siquiera darnos cuenta, el cual no conociamos esparcido dentro de cada uno de nosotros; lo poseemos.
Gracias a quella gente, que silenciosamente entre sus propios colapsos e ilusiones, sus aventuras y desventuras, sus amores y desamores, entre las encrucijadas que presenta cualquier vida, se esfuerzan por los necesitados, nos descubren un decir bello; y la vida ensalzan y engrandecen.