Siempre quise escribir la historia definitiva, llegar con mis palabras a todos los que quieren escuchar un cuento sin pretensiones, pero tan profundo como un agujero negro (insondable y amarillo), llegar a muchos otros y ver correspondido mi alto anhelo...
Siempre quise escribir inspirado e hice mil intentos: no tengo la habilidad del rapsoda poeta ni la imaginación del novelista paciente y carismático… soy consciente.
Llegado al punto de encuentro conmigo mismo acabo de apreciar mi afán: intento asir las gotas de rocío en la mañana en mi jardín y contarlas una a una… Es tan difícil...
Solo sé que la alegría del niño que aún llevo dentro sigue arrastrándome hacia esa luz que se escapa y que, acaso, jamás alcanzaré… Esa es la auténtica verdad.
Seguiré buscando en mis recuerdos y en la luz de la mañana… o en el silencio de la noche estrellada: una estrella fugaz acaba de surcar por mi ventana y, mirándola escondido, su luz se ha ido apagando poco a poco, quién sabe hacia dónde… mas sigo esperanzado en una nueva historia. No me rindo.