Estoy llegando a tu ventana, y le ruego a Dios, que aunque sea uno de tus lunares, está noche yo pueda ver.
Asómate a tu balcón, que una serenata te trajimos la Luna y yo, hazme el favor de escuchar mi canción.
Estoy al tanto de mi condición, diamantes y lujos no te puedo dar, pero poemas y besos nunca te van a faltar.
¿Podrías con tus ojitos tan bonitos, alumbrar mi camino un ratito más?
Con tu dulce voz guíame a mi destino, dame dirección, para poder encontrar tu ternura y comprensión.
Si fueras tan amable de darme un lugar chiquito en tu corazón, dónde yo pudiera dormir, solo quiero sentir un poquito de tu calor, para poder presumir que morí por amor.