El matutino llanto perla tus suaves pétalos
con el diáfano néctar de la noche estrellada,
tus lágrimas irisadas de amor
de esos verdes ojos se las lleva la alborada.
En el claro amanecer tus labios sonríen
a las últimas luces del lucero del alba,
que entre níveos hilos y azul cobalto
sus cálidos fulgores lentamente se apagan.
Suspiros fragantes exhalas al viento verde
entre dorados susurros y tiernas lágrimas,
sus redondos aromas acarician el aire
con aterciopelados besos de oro y grana.
Entre tenues murmullos de las trémulas hojas
y el plateado arrullo de la corriente del agua
se evaporan las perlas de tu llanto
y se disuelve el rojo aroma de tu fragancia.
En las alas del viento