Alerta el Presidente
en su alocución habitual
que nos llegó una pandemia
y que es universal.
El gobierno encierro decreta,
la gente obediente va
pero pronto se pregunta
¿de qué se va a sustentar?
Las empresas cierran puertas
no se puede laborar;
los gobernantes le piden
a banqueros, a industriales
y a todo el que pueda dar,
ayuda para aquellos
que no pueden trabajar.
La educación también cambia
su sistema presencial
y toda es reemplazada
por la educación virtual.
La tecnología nos invade,
ahora el mundo es digital
y quedamos en el aire
muchos de la tercera edad.
Cien días han pasado
de encierro y de soledad,
de tristeza, incertidumbre
y silencio sepulcral.
Los aviones ya no vuelan,
los barcos quietos están,
los carros en los garajes
estacionados ha…
Las familias separadas
ya no hay trato familiar;
muchos en tierras extrañas
otros en la patria están,
pero en distintos lugares…
” no se pueden encontrar”
Es ahora que descubro
un tesoro de verdad:
¡Las ventanas!
Las ventanas que tenemos
son nuestra libertad
pues desde allí contemplamos:
el pino, el viejo pino
que solíamos ignorar
y que ahora
alberga los pajaritos
que vienen a recrear.
Y en la noche…
a la luna, las estrellas y los luceros brillar.
y el viento que anima el árbol
a danzar, sí a danzar…
como queriendo alegrarnos,
para hacernos olvidar
que estamos en la pandemia,
la pandemia universal.
También ahora descubro
que en encierro y soledad
la cocina es un espacio
que podemos explorar
y hacer nuevas recetas
y la dieta mejorar.
Que cambiar de sitio una silla
comodidad nos da.
Que la televisión y la radio
nos pueden actualizar
en lo que por aquí pasa
y en el mundo en general,
y qué decir del teléfono
que no para de sonar
y que es parte importante
en la vida familiar,
y que los oficios caseros
también saludes mentales nos dan.
Pero vuelven las noticias
que nos llegan a inquietar:
Que la tan esperada vacuna
no se ha podido encontrar,
Que en Colombia hay pocas camas,
no hay equipos,
y no hay sitio para albergar
A los enfermos
que a diario llegan a solicitar.
La pobreza invade al mundo
y también la soledad,
y aquí surgen las preguntas
¿Quiénes subirán al arca?
Quiénes podrán contar
que en el siglo XXI
los economistas auguran,
que la pobreza que hoy vivimos
con más fuerza llegará
y a esta yo llamaría:
“La pandemia de pobreza
de la pobreza mundial”
Y es ahora que quisiera
la suerte poder cambiar,
para así darle la mano
a quien caído esta.
María Susana Carrillo Gutiérrez