Neptalí Aimacaña

Soledad

 

Corporeidad tuya que decanta vino,

en esta vida de tiempo dormido,

en ese instante con todo perdido

antes de saber de tu aliento divino…

 

que es vida en la tierra, sonido en el trino,

que es estela en el aire y contrato temido,

sugerir del abismo y tu beso querido…

¡tu beso de miel, ambrosía y lino!

 

Y la presencia tuya es un leve suspiro

del secreto del mundo, del amor en su hastío,

de los vientos preciosos y su desvarío;

 

del astro lejano ataviado de brío,

del espacio del cosmos donde no existe frío…

de esa hermosa verdad por la cual yo sonrío.