Dulces canciones
que dejan los flamencos
en el otoño.
Suaves murmullos
que emiten las resacas
en pleamar.
Tiernas caricias
que vienen con la brisa
desde la playa.
Hoy son recuerdos,
fragmentos de un pasado
quizás lejano.
Pero se añoran,
los ratos y momentos
así vividos.
Entre las rejas
de cárceles sin nombre
estoy inquieto.
Busco la mano
que venga y me rescate
de tanta sombra.
Busco los ojos
que guíen mi destino
hasta otro puerto.
Busco los labios
que sacien del silencio
mi soledad.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/04/20