Mis palabras suspendidas
en la neblina olvidada,
y tu voz me fue negada,
si, así, sin despedidas.
Te fuiste como cometa
en una noche invisible,
silenciosa e impredecible,
al azar de una ruleta.
En mis brazos retenidos
mis abrazos han quedado,
tan huérfano y condenado
mi corazón son crujidos.
Te fuiste cuan dulce pétalo
arrancado por la brisa,
tan egoísta y deprisa
que hasta el sol gritaba suéltalo.
Agujeros en el pecho
cuán pared balaceada,
tu ausencia quedó impregnada
en este día deshecho.
Te fuiste como gaviota
al caer la noche antes,
observando tan distantes
las estrellas en derrota.
El presente adquiere mérito
cuando se vuelve pasado,
y al llegar a ese estado
ya todo es verbo pretérito.
Te fuiste sin un boleto,
con el cielo de destino
y una afección de camino.
Mi amor será tu amuleto.