A. Bea Ramirez

Eco

Entre las lineas que suspenden el ritmo, 
los puntos suspensivos que desvanecen al mensaje, 
como presentir que al amor percibo despidiéndose una noche
por sandeces que a su nombre encontré enfermas.


Me embriaga e impregna las mañanas, 
y las tardes,
y las noches, 
como estupefacientes necesarias carcomiendo por dentro con el tiempo.


La distancia entera 
 traidora, y mentirosa,
sin ver la realidad en nuestros ojos,
percibiendo un final a medias. 

 

Un cielo estrellado que entre ráfagas invernó a primavera, 
después a otoño y saltó al verano llegando a invierno

para prevalecer enormemente ahí,

sin vida, sin instantes.

 

Bea Ramírez

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