A. Cuenca

El vivo recuerdo de un lejano amor

Aún recuerdo cuando mi esposa olía a primavera;

siempre fresca a pesar del avance del tiempo;

ella me despertaba pasiones y euforia que nunca podré explicar.

 

...y pensé que ella era diferente al resto de la gente;

y que no era en vano esperar por siempre...siempre un poco más.



...aún recuerdo mis lágrimas salar cada rincón de nuestra casa,

en los largos dias en que se iba sin mirar atrás.

Hubiese querido vestirla con mis labios cada vez que se marchaba,

y cuando regresaba...acariciarle el alma con cada latido de mi corazón.

 

Soy quien más tiene y tenga razones para amarla,

pues juntos hemos hecho lo más hermoso de nuestra unión;

y hubiese querido estar presente con su mano en la mía de por vida,

y hacerles valer por siempre a nuestros hijos, 

cuando al vernos, cada vez pudieran ver,

lo más profundo de nuestro amor.