Hace poco recordaba
que se me murió una planta,
a buen seguro de tanta
frecuencia con que regaba;
agua en exceso le echaba
y por eso se encharcó
la raíz y se secó
la planta, que mal drenaba.
Empecé a regar de menos
y otra planta se agostó,
un drama que se debió,
parece, a falta de riego.
Serios fracasos y, en vista
de mi experiencia frustrada,
tras consultar con la almohada,
acudí a un especialista.
Amigo, dijo el experto,
las plantas, con o sin flores,
son como algunos amores
que requieren mucho tiento;
los riegos y los desvelos
administrar es un arte,
puede ocurrir un desastre
por un exceso de celos.
y también por su defecto
el cuidado ha de ser justo:
si a cada ejemplar su gusto
respetas, lo harás perfecto.
@ Xabier Abando, 02/07/2020