Un bosque muy tupido Donde no falten las flores Porque al fugaz Cupido Le gustan para sus amores Un desierto solo de arenas No es más que un erial Donde el eremita llora sus penas Y la ausencia de un Paraíso Terrenal Su apellido era Iglesia Aunque era ateo Su afición era la conscupiciencia Y después darse un paseo Era muy puro pero ardiente Lo que deseaba era un harén De todas las mujeres pendiente Las deseaba desnudas sin sostén