Entre los adoquines surge la hierba irreverente
naturaleza que reclama sus dominios
mientras tú vas dejando tus cabellos
como marcando territorio en mis entrañas.
Un carrusel de palabras y silencios
envuelto en las miradas de un devenir sin tiempo
se enreda a nuestras ansias y deseos de ternura
debajo de una luna desangrada por el viento.
Y en las nubes altas se destilan nuestras lágrimas
como vino añejo de sabores indiscretos
y un coro de ángeles con sus flautas y sus arpas
acompañan el trinar de pajarillos
que vuelan por las riberas de un auténtico esplendor
Este amor...
Este amor que manifiesto sin palabras
este amor que me señalas en susurros
y se expande cotidiano
y se expresa entre silencios...
Este amor de madriguera
tan sereno como brisa mañanera
es acaso la naturaleza misma
imponiendo sus bemoles
de música celestial