Ya la noche nos cubrió con su manto negro,
los grillos una sinfonía triste tocan,
ya se ve el cielo salpicado de estrellas,
los lobos a su amada llaman con aullidos de tormento.
Deambulan por ahí una que otra alma en pena,
hechiceros de la noche que a Dios detestan,
equivocados sinceros que lo correcto cree que hacen,
el libre albedrío ya no fue más,
con menjurjes la voluntad ajena doblegan sin cesar.
El silencio y el misterio las calles cubren,
los caminos callados de temor se cubren,
ramas movidas con fuerza estremecedora,
siluetas borrosas de reojo deambulan.
Luces y voces que del ayer fueron,
visitan de nuevo el lugar al que pertenecieron,
los padres y abuelos a hijos cuentan,
una historia maravillosa o de misterio,
el cansancio y la fantasía sus ojos cubren,
han entrado de nuevo a ese mundo de sueños,
al monte prohibido donde todo es posible.
Ya el día lo aclaro todo,
ya el sol despunto con nuevos brillos,
tiñendo de vida y color cuanto existe,
coloreando el mundo con pincel perfecto.
Nuevo amanecer en mi vida,
donde estabas que no te veía,
y cuanto te esperaba,
cuanto te espere, porque no venias.
Nuevo valor tengo,
el valor que la noche en un descuido robo a mi pecho.
Ya las montañas se visten de nuevo terciopelo verde,
ya los pájaros azules un nido hacen de ensueño,
ya los pastos reverdecen cual alfombra mágica.
Las cascadas de cristales contra las rocas se estrellan,
nuevos ríos recorren la verde pradera,
ya los árboles cuentan una nueva historia al viento,
la historia de los siglos de que fueron testigos,
aprovechemos el día, antes que la noche vuelva.