La más bella ciudad
de los uzbekos...
se nos muestra sobre el tallo
de su espalda,
belleza de dorado
alumbramiento...
asaetada en los lagos
descuidados de mi alma,
lágrima...
que busca su mejilla,
huyendo de la mirada
alada en que se emplaza,
perla azulina
deshojada
en su costura...
desnudada
mansamente,
entre mares
desasidos
de agua clara.