Zoraya M. Rodríguez

**~Micro-Cuentos XIX (10 Micro-Cuentos)~**

  1. La Abeja Perdida



Había una vez un colmenar lleno de abejas, cuando de pronto, una de ellas la más pequeña, se alejó del colmenar y se pierde entre el jardín. Cuando de pronto, llega un conejo y le dice, -“oye, ¿qué haces aquí?”-, y la abeja le risposta que… -“estoy perdida me alejé del colmenar y ahora no sé qué hacer”-, y el conejo le dice, -“pues, mira a la flor, tiene néctar…”-, cuando había otra abeja cerca de ella y ella la sigue y llegó al colmenar gracias al conejo. 




Moraleja: “No todo se cree perdido, cuando llega alguien a tu vida”.



2) La Espada y el Príncipe



Había una vez un príncipe que allí tenía una espada mágica. Cuando la espada le habla al príncipe y le dice que… -“estás en mi poder príncipe, te he de convertir en un gusano…”-, y el príncipe le dice -“a que no te atreves”-, y la espada lo hace y lo convierte en gusano. Y el príncipe le dice… -“a qué me voy de aquí…”-, y se convirtió en mariposa y pudo volar lejos de la espada.   

 

Moraleja: “Las alas hacen que vueles lejos del suelo y también del mal”.

 

3) El Baile de Rosita



Había una vez un baile. Rosita vestida de rosita, sólo quiso ser la dueña del corazón de Pedro. Cuando de pronto, él le dice… -“Rosita quieres bailar conmigo…”-, y Rosita ruborizada le dice que -“sí”-, y vuela la magia del vestido, cuando el vestido se rompe en mil pedazos, y Rosita avergonzada le dice, -“vengo ahora”-, y volvió con un traje sin magia, no hubo magia sino amor del verdadero.




Moraleja: “La magia se desvanece y el amor queda”.

 


4) La Pequeña Puerta



Había una pequeña puerta en el atrio. Con un desván de cosas viejas. Y Juanito abrió la pequeña puerta y no pudo entrar, pues, no era gnomo sino un niño. Y decide jugar con la puerta pequeña, cuando de pronto, se puso gigante la puerta. Y todo porque el niño creció y supo que las puertas pequeñas eran para gente pequeña y no para él. 




Moraleja: “Las cosas pequeñas son grandes en la imaginación”.

                “Que todo puede ser grande en la vida”.

 



5) El Diamante Azul



Había una vez el diamante azul. Se sabía que era una piedra preciosa. Cuando María lo tomó entre sus manitas supo que el destino cambia de color también, cuando se convirtió de un zafiro a una esmeralda. Y se dijo que… los ojos le brillaron tanto que sus ojos de color azul se convirtieron en esmeraldas cuando lo vió.



Moraleja: “No todo los colores son reales si se funden entre el entorno que te rodea, es como un rico camuflaje”.





6) La Sombrilla de Ana   

 

       

Había una vez una niña llamada Ana. Cuando descubrió a la sombrilla. La abría y la cerraba tanto que se rompe la sombrilla. Ana se atrevió a desafiar la sombrilla, pero, no pudo más. Y cuando llovió no pudo ampararse de la lluvia y de la tormenta, y todo porque la sombrilla se rompió.



Moraleja: “No jugar con algo que te pueda proteger y te pueda salvar la vida”.

   

 

           7) El Sombrero de Juan



Había una vez un sombrero. El sombrero de Juan. Y Juan juega con su sombrero, cuando de repente, sale volando y él también salió detrás del sombrero y pasa por un atajo y un camino oscuro y se dice para él mismo… -“ay, yo le tengo miedo a la oscuridad...”-, y no supo retroceder el camino por perseguir el sombrero, el sombrero de Juan.



Moraleja: “No todo lo que persigues es bueno para tí”.

                “Perseguir algo te lleva al vértigo de no saber regresar al camino real”.



  8) El Barco de Porcelana



Había una vez en un lago junto a joven un barco gigante donde llevaban gente. Cuando el joven quiso construir un barco de porcelana para su escritorio, porque en él vió lo que quería ser cuando fuera grande, un piloto para navegar por los mares. Y el barco de porcelana construido por él, el joven llamado Juan, sólo se le cayó del escritorio y se rompió en pedazos. 



Moraleja: “Cuando se construye se sabe que todo puede ser destruido de la misma manera en que se construyó”.


9) La Bruja de Oriente



Había una vez una bruja de oriente. Y en el oriente se hechizaba de tal forma, que hasta los perros se disecaron, cuando en la pira se llenó del reflejo de todos los muertos, cuando la bruja de oriente se disecó, ella también, en la pira  y supo algo que los muertos sí sobreviven y reencarnan y uno de ellos era ella.



Moraleja: “Que se vive después de la maldita muerte”.



10) Luz de Lucero



Había una vez una luz en el horizonte. Cuando llegar hasta el horizonte se temía más, cuando no se podía llegar. Y la luz del lucero brillaba más y más, y él quería llegar a él, pero, no pudo más que sólo verlo desde lejos.



Moraleja: “La luz que brilla no es cierta sino la obtienes en realidad”.