Castigo terrible,
entre inverosímiles primates,
que se lanzan,
a los pies de mis letras,
ahogando mi poesía
entre lágrimas de sangre,
cerveza oscura en tarros
grandes y el triste recuerdo
de saberte tan distante.
Me observaban por la ventana
pero no entienden absolutamente nada.
-Es como el niño que ve a los lobos en un zoológico, los mira acostados y sin hacer
nada, el está emocionado, pero los lobos
solo se quieren morir.-
La ventana es en cuestión solo la entrada (o salida) a un universo carente de las tres dimensiones, un lugar donde las musas colapsan de tedio, suicidándose al borde de un cuaderno mojado, plasmado de garabatos y letras sin sentido, sin el más mínimo remanso de cordura, esto no es escritura, es la locura más pura y sin reservas que pueda existir, esa que se percibe a través de todos los sentidos, en sinestesia de los sueños más anhelados.
Y que ahora plasmó aquí
antes de que lleguen
a los estériles páramos
de tu corazón.
Eternas Lunas.