Con miradas tímidas de soslaya
nos desnudamos de nuestro pudor,
para vestirnos de nuestro anhelo
de acaricias y para sentir el enardecimiento,
inundando nuestros poros,
mientras nuestro abrazo
nuestras esencias en una funde
Entre los fragmentos
de tus descartadas inhibiciones,
nuestros suspiros y susurros
de su cautiverio se liberan,
y así nuestros labios sedientos
en la caricia de un beso virgen
de su sequía se apagan
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la foto cortesía de Jérome Coppo