Río de la montaña...
que con las aguas siempre cristalinas
bañando la rivera
regando primavera
cantando alegre vienes y caminas.
Río de la montaña...
que alimentas los árboles y flores
verdeciendo los prados
dejándolos perlados
con gotas frescas muy llenas de amores.
Río de la montaña...
cuyas aguas saltando van peñascos
suenan y cantan piedras
enredando las hiedras
susurrando, quizás, posibles fiascos.
Río de la montaña...
que en verano tu canto suave, en calma;
reduces tu balada,
durmiendo en tu morada,
sosegando tu ruido hasta en el alma.
Río de la montaña...
que suavizando vienes polvaredas
surcando las colinas
cruzando las neblinas
empapando alegría en arboledas.
Río de la montaña...
en tus aguas los bellos torogoces
su sed viven saciando
con su trinar cantando
calmando los temores más feroces.
Río de la montaña...
que en invierno el caudal corriendo asusta
rompiendo las barreras
arrastrando quimeras
mostrándose de forma un tanto injusta.
Río de la montaña
no paren de correr tus limpias aguas
abasteciendo hogares
fortaleciendo mares
en los que consecuente te desaguas.
Río de la montaña...
donde naciste a fuerza de aquel llanto
nunca desaparezcas
y jamás desfallezcas
mantén por siempre alegre y fiel… ¡tu canto!