Te regalé flores esta mañana.
Una caja de bombones
y a la Ilíada.
Poco cotidiano,
algo inusual,
así como tú, hoy algo especial.
Te regalé una sonrisa sin remitente,
de esas que no se ven pero de esas que se sienten,
de esas que sin tacto tocan, de esas que están ausentes.
Te regalé un abrazo sin sentido,
de esos que sin tacto a lo lejos,
dicen más que el que te habla al oído.
No entiendo como aquí hablan,
desde lejos te beso
callada, lentamente y pausada.
Te regalé mi gran tesoro,
son mis cartas que a tus manos nunca llegaron,
te las devuelvo en aire con el humo, al unísono.
Te regalé un verso en prosa,
uno de esos que sientes más que con Neruda,
poco habitual y muy extraño, así como hoy, en tu cumpleaños.
Bea Ramírez
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