Manos que alientan los sueños de un cometa,
que sucumbe los cielos para abrazar las estrellas,
susurro de un poema
hecho con cristales de silencios circunspectos.
Para que más que esas manos
en los claros delirios
de mi almohada en mi agonía,
escrutinios ocultos de sueños
brumas de un otoño perdido.
Hebras que tejes gota a gota el cardo
sobre las cuerdas de una arpa
de dulces bemoles
que trastocan la sinfonía del alma.