Me quiso atacar la agonía mientras pasaba por el desierto;
Titubeante y maltrecho me encontraba, sin un lecho donde descansar mi cuerpo.
Andaba sediento de agua viva, esa agua de manantial que brota para vida eterna.
Y parecía que se me iba la vida, mientras me abrumaban las muchas guerras.
Segui caminando y casi a punto de desfallecer, alce mis ojos y vi un oasis que saciaría mi sed.
Mi alma estaba seca y a lo lejos estaba EL, quien con sus manos abiertas me decía: soy Jesús, ven a beber .
Yo quiero saciar la sed espiritual que te está matando y llenando de tristezas.
Quiero llevarte en mis brazos de amor, sanar tus heridas y borrar tus dolencias.
Y que en su tiempo puedas comprender, que yo soy el buen Pastor, oasis de agua viva, Maná del cielo y sustento, para el que quiera creer.