Del amor eres la Madre,
que sin pecado nos miras deslumbrante.
Hoy te consagro todo mi ser,
para que de tu mano, a tu Hijo me afilies...
Ya que nos transmites
de la Luz de Dios, lo permanente,
y con alivio clemente,
nos das tu apoyo ante Cristo amable...
¡Ay Gran Señora!
Que la voluntad divina aceptaste,
te ruego con suma fe,
que mi vida no se pase en balde...
Y con el orbe creyente,
dirigirme a tu Santa Gracia en alcance,
para que nos desagrávies,
de la ingratitud del que no te reconoce.