Quería ser el cantor
que tu belleza cantara,
y que mi verso llevara
suave perfume de amor.
Con infinito fervor,
busqué la luz que alumbrara
tu frente, como una tiara
con espléndido fulgor.
Mas tu maldita arrogancia
mi sueño mutilaría,
haciéndolo fenecer.
Ahora mi lira escancia
de pasión su melodía,
por otra dulce mujer.
Autor: Aníbal Rodríguez.