Ben-.

Dichoso-.

Dichoso tú, que mueres

sin conocer la envidia de los hombres,

el triste odio de ventana a ventana,

el candor de una elipsis siempre fugitiva,

el odio de los espejos tumultuosos.

De esa especie de vigilia, en que desertan

estampas veraniegas, de esa nomenclatura

que hace a los hombres más pobres, menos

humildes, más homicidas; dichoso tú, que

al menos, mueres sin enterarte

de las miradas de recelo, de los detractores

de todo deseo, de los religiosos azotes

de las disciplinas y las rutinas patibularias.

De todo esto, te libraste, alma buena,

pues ¿no viste? Tu propio odio quedó diluido.

 

©