¡Ay viento de los amores!
que el espíritu refrescas
tan profundo,
como aroma de las flores,
en las sombras tan dantescas
del submundo.
¡Ay viento que sopla fuerte!
retozando con las nubes
que avanzando,
su lluvia puede verterte
y al cielo tu grito subes…
¡Festejando!
¡Ay viento con tu frescura!
que acariciando va el alma
con sus penas;
tú la llenas de ternura,
llevando la vida en calma,
sin cadenas.
¡Ay viento, ya no te miro!
mas sin embargo te siento
agradable.
A natura yo la admiro
y a Dios por su sentimiento,
confortable.
¡Ay viento de la montaña!
que hace bailar arboledas
con su canto.
Cantan pájaros y extraña,
si con su trinar no quedas,
sin quebranto.
¡Ay viento que llevas hojas!
volando libre a los valles
alfombrando,
con los matices que arrojas
veredas, sendas y calles
vas pintando.
¡Ay viento de seca duna!
que levanta polvareda
tan serena,
resplandeciendo la luna,
como en un lienzo de seda,
con luz plena.
¡Ay viento de las tormentas!
que mueves los sentimientos,
como palma.
Toca y déjalas contentas,
libres de resentimientos,
en el alma.