Ya no voy a parpadear frente al espejo…
y tal vez yo sorprenda al viejo tiempo
tan esquivo y engañoso;
quizá esta vez yo sí lo atrape
secuestrando mis memorias,
ocultándome los juegos más sencillos de mi infancia,
escondiéndolos allá en el fondo de mis sienes
o en mi pecho que es sagrario de mi historia,
y que guarda lo anhelado, lo prohibido y lo impensable,
dando indulto a la intención y a la memoria.
Ya no voy a parpadear frente al espejo,
atraparé a la distancia tan lejana y tan presente,
cuando ponga nubarrones en mi pelo
y me pinte algunas canas cincuentonas,
y quizá yo los veré cuando en silencio,
como un verdugo imperdonable,
me marchiten mi semblante taciturno.
Esta vez, yo los veré con los efectos
de esos simples ladronzuelos del recuerdo;
esta vez, en el espejo que no miente,
en el espejo despiadado,
sabré que el tiempo imperdonable
y la distancia intransitable
son como el beso inevitable enamorado,
y como el sueño que te vence, impostergable,
que son astutos, lisonjeros. veleidosos...
y que a pesar de vigilar en el espejo
se han salido con la suya…
porque han triunfado
y se han fugado, victoriosos.
Derechos Reservados de Autor ® Rafael Rendón Contreras Safecreative.org
Identificador 2007044661653 Fecha de registro 04-jul-2020 17:18 UTC