Desde tu partida, voy perdiendo la voz.
Me perdí entre los recuerdos.
No hablo de otra cosa que no sea de ti.
Vuelvo a recitar los mis versos.
Canto las mis canciones.
Frecuento los mismo lugares.
He perdido mis amistades, por solo hablar de ti.
Ahora soy el payaso de la ciudad.
Cada mañana te busco, sin tener éxito.
Grito mis versos al viento, esperando que lleguen hasta tu puerta.
Al despertar digo: buenos días.
Por las noches, susurro: buenas noches. Escucho el eco del silencio que me contesta.
Anoche encontré al amor agonizando en la esquina de la calle, embriagada con tu perfume.
Con su último aliento escuche una palabra, la más bendita entre todas, tu nombre.