Ese vestido rojo que ceñía tu talle, jamás
Lo he podido olvidar, porque en Febrero
Una noche, así vestida llegaste a mi vida
Para prenderte en las fibras de mi corazón.
Recuerdo que recostado sobre un abedul,
De piel lisa y copiosas ramas, esperándote,
Te divisé caminar sola y con acompasados
Pasos, hacia tu encuentro conmigo.
El vestido que traías puesto, hacía resaltar tu
Figura bajo la luz de los faroles antiguos que
En el parque había, mientras el brillo de luna
Contorneaba las formas de tu sinuoso cuerpo.
¡Qué linda te veías entonces! Con una rosa
En el pelo que perfumaba tu dulce sonrisa,
Y esa mirada traviesa, linda, en tus ojitos
Morenos, invitándome a darte un beso.
Yo te llevé un ramito de orquídeas de varios
Colores, las cuales apreciaste y llevaste en
La mano, mientras me tomabas del brazo
Invitándome a caminar y a charlar.
No fueron muchos los pasos que dimos,
Hablando, pues el trepidar de corazones
Nos hizo un nudo en la garganta y el beso,
Afloró amoroso, como agua de manantial.
Esos son los vívidos recuerdos que tengo
De ti; el vestido rojo, tu sonrisa, el sabor
De tus besos, el árbol, el parque, tus ojos
Y los felices momentos que pasé contigo.
Delalma
5/06/2020