Si por estas palabras que hoy escribo, sangra mi corazón. ¡Qué importa! De versos hechos cenizas se impregnó mi pecho y de lágrimas furtivas mis pupilas.
La belleza de tu sonrisa sacudió mi existencia, que de la fuente seca brotó la vida y de la hojarasca renació la brisa. Te miro, te leo, te extraño, y aun así, jamás sabrás, que para ti escribo esta ferviente plegaria.
¡Río fluyente! ¡Llama penitente!
¡Labios ajados, gota de rocío!
Con los ojos vendados deambulé senderos, cosechando abrojos y podando espinas. Más hoy, el hilo azul del destino, señala sin más, tu bendito camino.
*
Todo se deshace por la fuerza de los vientos
El tiempo arrastra
Y el miedo cede
El perfume diluye
En lo profundo del alma
Y del viejo roble
Más allá de las sombras
La lámpara se enciende
Y el fuego aviva con furia inusitada
Alcanzando las nubes con sus ávidas
Llamas
Y el bosque audible su boca sella
Y la fuerza de las olas su gemido silencia
Y
La insistencia del alma, en la puerta espera
Con los pies en la tierra y la pupila en el cielo.
* Imagen tomada del muro de Islam Gamal.
Luz Marina Méndez Carrillo/30012020/Derechos de autor, reservados.