Sobre el caos persistente
hay un pueblo que se excita,
ya sin voz, ya sin sombra:
es la tierra que se agita.
En el vacío de los nombres
hay un llanto que palpita,
ya sin tiempo, ya sin sangre:
es la muerte que levita.
Entre las columnas caídas,
ya sin luz, ya sin aire,
hay una chispa que dormita,
ya sin ti, ya sin ellos:
es la memoria que me grita.
-J. Moz