Con vos quiero una guerra de esas furtivas,
de esas que acaban de a poco con el corazón.
Donde el único disparo certero
sea el de ese alado arquero
que dispara flechas de pasión
para engañar nuestra razón en una detonación colectiva.
Con vos quiero una guerra de fantasías;
de besos a media luz en la mañana;
de correr bajo la lluvia por aceras
para encontrar sublime una manera
de no desechar el amor por la ventana,
convirtiéndolo en ladrón de paulatinas alegrías.