Largas manos cruzadas
investidas de cierta autoridad
contrariamente ejemplares
en su luz de amanecida.
Largos sueños concluidos
simientes de sueños complementarios
se cierran las mandíbulas
entre cabellos ineptos e inexplicables.
Son sus arterias bahías inmensas
tensas formas de evitar naufragios
corpulentas razones o motivos
para sobrevivir en un mundo austero.
Largas manos sin sentido
ocultan llamaradas de extravío
inundando la calma de la tarde
con su poderoso y rotundo cántico.
Largas manos costureras
de racimos de impresionantes terciopelos,
no, de inveterados filamentos e hilos,
coloridos simultáneos que apaciguan mi frente
por la noche derrotada.
Veo sus huellas en cada uno de sus hijos,
terciando por latitudes de imposibles jardines,
ahora que, la concordia y la humildad
de ellos es vecina.-
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