Hay un claro contraste entre tortuga
y una apresurada e incrédula liebre,
una acepta esperanzada la fiebre
y a la otra le molesta cada arruga.
La primera sabe que ser oruga
es su parte por creer en pesebre,
la segunda para que ego no quiebre
con toda y cualquier idea conjuga.
Una espera con fe y mucha paciencia
pues cree que su creador no olvida
su inquebrantable y única creencia;
y la otra para comprender la vida
busca en la filosofía y la ciencia
una respuesta menos aburrida.
Luis. Angel Castillo Aguirre
Los Derechos Reservados // 07-07.2020 //
Foto tomado de Red