Que no daría yo, por poder
tragarme tu dolor, tu desconsuelo
y secarte de los ojos la tristeza…
Que no daría yo, por tener
esa virtud de hacerte sonreír,
con tan solo unas palabras…
Que no daría yo, por ser
el tierno abrazo que proteja tu alegría
y lograr darte así, todo mi aliento y fortaleza…
Que no daría yo, por flotar
sobre tus pasos y despejarte los caminos con el viento,
llover como una nube que limpie tu destino…
Que no daría yo, por el secreto de saber
como devolver a tu camino toda esa luz
con que mataste mis tinieblas…
Que no daría yo, por estar
siempre a tu lado y sostener tu mano
en las tormentas y el sosiego…
Que no daría yo, por poseer
el sortilegio que hiciera eterna tu felicidad
y la melodía de tu danza de festejo y carnaval…
Que no daría yo por amarte
con ternura y con pasión,
en cada instante y para siempre…