Mi pequeño pueblo, frio y nevado, el de los crudos inviernos
el de candor de risas infantiles al viento helado,
trineos en la escarcha, alfombra mágica de fantasías alocadas.
La cordillera que parece tan lejana se yergue cautelosa
en la fría mañana,
con su corte señorial de eterno blanco
traza un horizonte ansioso por un sol que nunca asoma,
el humo de las chimeneas acaricia las nubes preñadas de nieve
es invierno, no lo olvides ¡pero aun el gris tiene su encanto!
cuando sos niño, aunque haya nieve, siempre es verano…
Mi pueblo tiene un río de aguas turbias y tiene un bosque,
un camino largo que te aleja
cuando despierta el duende de la curiosidad
tiene noches con estrellas y la luna de plata más bella…
Mi pueblo Es pequeño pero grande!
es sencillo, como su gente que vive amasando sueños de esperanza
tiene calles empedradas, que en invierno se cubren de escarcha
con sus destellos argentinos.
Perezosa, asoma la primavera de su letargo, soltando vientos,
deshiela con timidez, más persistente, doblega al gélido abrigo
poco a poco
los arroyos murmuran arrogantes su romance con la hierba…
mientras la cordillera desnuda sus laderas.
Quien ha nacido en mi pueblo pequeño, sabe
de las frutillas silvestres, las mutillas y el calafate
del cañadón de los loros y el cóndor en su vuelo sereno
de las tardes de verano luminosas, tibias y eternas
con aromas a carbón encendido en el hogar
y del crecer inocente hasta que te toca el primer amor
del partir por el camino que te lleva a otros lares
para vivir con ansias de volver, cuando ya sos grande…
de la paz de tus rincones pintados de hollín,
los amigos de la infancia que se quedaron y los que también se fueron.
Hoy te recuerdo pueblo amado..
los años han pasado y aunque la lejanía quiere borrar tu huella,
quiero que sepas, que te llevo conmigo siempre por todas partes
amada perla sureña…
Furtivo