Susurras al oído palabras que endulzan;
al viento viajan los suspiros que huyen
del pecho que de amor se inflama, égida
que cobija los temores sin fundamento.
Rueda hacia a ti mis afectos tropezando
con tus ojos de sol que acarician el alma,
esas luces que sin remedio me arrastran
en espiral, voy hasta lo profundo de tu ser.
Es ahí donde encuentro mi remanso de paz,
entre tu piel y tu espíritu, que es mi guarida
perfecta, donde no existe el tiempo porque
somos un tierno devenir que se vuelve eterno.