Abrumada se encuentra mi alma al estar en éste encierro, que no sólo cautivo el cuerpo si no que quiso cautivar el alma.
Alma que hoy se encuentra libre, no está cautiva; y cuando llega la noche mi ser reposa confiadamente en Yeshua que guarda mi vida.
Ha pasado el tiempo y el devorador quiso aprisionar mi memoria, pero vino El Rey de reyes
a saciar mi espíritu, trayendo dulce calma para mi corazón. Y gracias a Jesús, dueño de mi vida, hoy paz encuentro en mi interior.
Mi espíritu está libre, aunque el cuerpo aprisionado, y aún asi puedo andar libremente al lado de mi amado.