Era la hora de la siesta,pleno verano,mes de febrero, mis padres trabajando ,yo bajo el cuidado de mi abuela ,recorria el patio con los broches para tender la ropa ayudando mientras ella escurria y colgaba de la soga.
hacia rato me habia prometido la vuelta en calesita....... monumento historico del barrio,de la mano caminamos hasta la plaza mientras me contaba la historia de cada cuadra ,,,,,calles bordadas de naranjos, un aroma fresco para esa tarde de calor,la abuela estaba feliz si hasta el mate habia llevado compro facturas y tambien dos helados,yo para homenajearla le regale dos sortijas.La sortija era el premio mayor que nos daba la calesita a cambio de dos vueltas....luego de intentar y lograr de forma muy valiente arrebatar de la mano del calesitero, que con ternura esquivaba los brazos,de entusiastas jinetes,montados en habilidosos caballos ,leones y hasta jirafas ,lo recuerdo con mucho cariño,son esas pequeñas pero grandes cosas que quedan guardadas en nuestros corazones ,recuerdos en los cuales nos refugiamos cuando necesitamos ser mimados un poco, creo que por algo recordamos despues de tantos años esos momentos de infancia. No habra caricias comparables,pero si incomparables,en especial las de ella, mi abuela...... Amelia.