Un noctámbulo sueño, floreció de colores
con sus rosas rosadas, y sus tiernas gladiolas;
y remaron ansiosos mis delirios de amores
en sus pétalos frescos, y lucientes corolas.
Y sería mi sueño, la sonrisa que un día
alumbrara caminos, de mis noches de estío,
con las notas divinas de la eterna armonía
que venían en forma de fragante rocío.
En las cálidas tardes de un ocaso temprano,
llegaría a mi vera la corriente serena
del amor que venía de universo lejano,
a ponerle a mi vida delicada cadena.
Los amores soñados, aparecen silentes,
de manera imprevista, con su luz tan radiante;
y penetran el alma con sus rayos candentes,
inundando el entorno con estela vibrante.
Sin pedirnos permiso, de manera apacible,
sin decirnos palabra, arrebatan la vida;
y se vuelven la brisa, que de forma invisible
nos envuelve en su capa de ternura tejida.
Es por eso que pienso que pasión es secreto,
que camina sin rumbo, sin horario, sin dueño;
y que tiene la gracia del encanto coqueto,
que nos brinda las copas de un noctámbulo sueño.
Autor: Aníbal Rodríguez.