Valió la pena
el tiempo transcurrido
en ocios y faenas.
Valió la pena
haber amado tanto,
valió la pena, cada hora
dedicada a los nietos.
Valió la pena tener
entre las manos
un entusiasmo nuevo.
Valió la pena
la lucha cotidiana
para anular el ego.
Valió la pena
la renuncia del poco
que es mucho cuando entrego.
En el gesto de amor.
del perdón, del silencio,
pude sentir el alma depurada
de reproches y penas.
Vale, y es justo,
que al ver lo que he vivido
hoy me sienta serena.