Guardián De Ángeles

Rumbo a tu centro

Te amé desde siempre
en el desconocimiento de tu misterio
,
me tuviste en tu presencia
-en tus memorias indelebles-
y desde entonces me valoraste
y me amaste, sin mirar lo que no era
sino lo que en ti yo era y surgió
esta mágica conexión de nuestras almas;
mi amor a tu costado avanza
en este sin fin de emociones exquisitas,
en este rosal de aromas sensoriales
que nos llevan al edén
de las exaltaciones descubiertas,
vamos rumbo hacia lo sublime del horizonte,
al crepúsculo de las almas que se funden
en el beso invisible del espacio circundante,
para tenerte y tenernos sin distancias.

 

Un cielo gélido en la frialdad
de palabras convencionales,
un cielo con un tiempo entrampado
en diluvios que lo consumen,
un cielo de sueños en estado de espera,
los que aguardan a que arribes tú,
y a que por siempre me ames;
y después de meditar un poco
sobre la misma cosa,
ahora lo sé,
te he tomado como la mujer de mi vida,
y eres desde ya, amada día,
mi dulce compañera.

 

Mi inspiración es mi sangre en expansión,
ese big bang que fue detonado,
vis que en mí has implantado
y que inició en mi galaxia en explosión;
que me mantiene proyectado a ti,
estrella mía
hasta el día en que en ti me desintegre
mi amada,
mientras soy polvo rumbo a tu centro
por el amor que me implantaste dentro;
no soy ningún poeta... sólo soy un desquiciado,
que amando al amor invoco
a ese amor que toma forma en tu ser,
que puedo tocar, que puedo morder,
ese amor que se llama como tú, mi mujer...

 

Mi mujer, mi cómplice, mi amante,
mi mañana, mi sol, mi aura,
mi gozo y mi condena, mi martirio
en el más sagrado delirio...
hacemos el amor, en poesía...
sólo para eso vine a este paraje,
vine sólo con mi alma, sin maleta...
sólo para amar sin perversos
silogismos, sólo para amar
con el alma... amar sin descanso....
amar hasta desfallecer...
sin que me puedas decir basta, oh mía,
rumbo a la eternidad,
en la plena felicidad;
estoy en medio del delirio
porque muero poco a poco
cuando me tocas el alma,
cuando me oprimes al sosiego,
y a mi me satisface,
este acto que me exalta,
en plena noche, en pleno día,
si tan sólo se me concede
el llamarte desde mi alma que se derrite:
mía, sólo mía...
debo detenerme,
el corazón se me paraliza,
debo calmarme... amar sin prisa,
debo recostarme en tu sonrisa,
mientras mi alma duerme,
sólo duerme...