Un perrito con ojos a medio pintar,
en la cómoda de mi abuela.
Un animalito falto de ojos, sin pupilas par;
en la biblioteca de mis acuarelas.
Una doncella de uñas color rojo,
labios rosados y sombrerito de tela.
Una porcelana suave como cereza, al cuello un moño.
Colores en el blanco que todavía ve la nieta.
Otro adorno que atesora,
un imán del viaje a Inglaterra.
En la heladera lo acompaña uno de moras,
sostiene un dibujito de la nena.
Cuánto creciste, si te veo ahora;
despediste el gorrito amarillo, tejido por ella.
Mientras que tú egresabas de la tierra;
me acongoja no haberte dado un diploma.