HERIDA ABIERTA
Conozco muy de cerca tu envoltura
adquirida en tu tiempo de malevo
cuando fuiste un halcón por tu bravura
sin pensar que podías ser longevo.
Herviste a fuego lento, sin cordura,
la sangre de tu sangre como cebo
y en el zumo con pompas de amargura
no viste que lo viejo se hace nuevo.
Y buscas hoy, en plena soledad,
el perdón que guardaste en los bolsillos
en la obscura penumbra de la edad.
Si lo encuentras prendido a tus fondillos
impregnado de olor con humedad
no pidas que refleje muchos brillos.