Muerte lenta, agónica y en soledad, mi cuerpo se descompone a cada segundo, irracionalmente en ves de largos y asquerosos gusanos brotan lo que parecen larvas, busco la manera de evitar que su metamorfosis se haga efectiva, no quiero mariposas, quiero una muerte rápida e indolora, sin despedida ni funeral, donde no exista el recuerdo de tu mirada que como puñal caliente me hace creer que aun sigo vivo.
Déjame ir, no pertenezco a tu mirada, entiende que soy un cadáver descompuesto que vaga por el mundo creyendo vivir, no te aferres a mí, olvida que escuchaste el te amo de aquella noche, era solo el último suspiro de este cuerpo que ya no se pertenece y que solo quiere volver a la tumba de donde jamás debió salir.
Demasiado muerto para ti, demasiado