Ellie Woonlon

Poema de anécdotas

Fui a votar por un político,

y te vi dando la vuelta por la esquina.

Te llamé, cómo no, negrito.

Mi morenito, te mentía.

 

Compañía te hice, en tu voto.

Llevabas ambos \"DNI\" en la mochila;

porque uno se vencía, y habías perdido el otro.

Ay, apresuré al de la mesa y dejaste firma.

 

A la vuelta almorzamos juntos,

cuánto me confortó tu compañía.

Tú votaste, con \"DNI\" trucho;

yo escuché un comprensivo consejo en tensos días.

 

No sé si te acuerdas de esa vuelta,

con \"Juampi\" y los chicos, al mediodía.

Regresando de entrenar, nuestra estrategia;

al peso del bolso con el equipo, lo compartías.

 

Un compañero bromeó, que éramos pareja.

Que yo nunca te miraría, tu respuesta.

Y ahora me causa risa, esta dulce tragedia.

Éste era un secreto, lo anuncio antes de que muera.

 

Me gustas, negrito, así de colega.

Me gusta de tu voz la melodía,

y que no finges ser fuerte, de piedra.

A lo lejos podría reconocer tu silueta.

 

Y aquella vez, no sé si te acuerdas;

que llegaste corriendo, agitado.

Con mi nombre en la boca,

y mis mejillas contentas.

Sentí un punzante flechazo,

que de sangre me desborda.

 

Me gustas, negrito, así de renacuajo.

Cómo ves a futuro, y cómo boleas la bocha.

Me olvidé del político, y te voté a ti con todo tu encanto.

Pero me falta valor para dejar de ser silenciosa.