DESOLACIÓN
La alegría aún no aparece en su gloria dorada.
Canta el viento, gimiendo en la alborada.
Y el aliento de vida transcurre silencioso.
La náyade solloza y teje cadenciosa
el cordón de encaje de su nívea espuma,
mientras el bosque extraña sus bellas creaturas.
El despertar y el canto de las aves son inciertos,
ya no se oyen y no aparecen en el cielo abierto.
El alborozo de los niños se ha mudado
a los confines de un huerto ya olvidado.
Cambió la primavera su colorido ropaje
y el otoño del cauce se volvió oleaje.
Los días perdieron su sabor a gloria
y el aroma melancólico ganó la victoria.
De la diosa Oizys estos son los días,
y estos son los versos de las noches frías.