Dejas mi barco a la deriva,
Y no te conmueves,
Das por hecho que el viento
Me dejará en buen puerto,
Pero tu no mueves ni los labios,
Para pedir a Dios por mi,
Ojala y te bese la soledad,
Para que sientas cuanto duele,
Cuanto duele el silencio,
El silencio impuesto,
El olvido que no se desea.