Me baño con aguas azufradas
para purificar mi piel,
tengo que quitarme
esos besos tan amargos
que me saben a hiel.
No sé cómo quitarme tus caricias,
esas caricias que arden como llagas,
son tan profundas que laceran mi alma.
Y estas manos que también te acariciaron,
que te hicieron temblar de frenesí,
son manos mustias que también se marchitaron
igual que las clavellinas que sembré para ti.
Quiero arrancar de raíz las flores muertas,
igual que quiero arrancarte de mi alma,
para no seguir con esta pena que me mata,
que envilece mi conciencia
y me hace delirar en la demencia…
quiero arrancarte de raíz,
para que este amor llegue a su fin.
Se perfilan las penas en silencio,
silva el viento como dejando
una queja en su canto…
una queja lastimera,
por ese amor que un día fue muy grande
y hoy en el desencanto languidece.
Es un amor que perdió su encanto.
¡Es un amor que tristemente hoy perece!
Felina